CNE impulsa diferentes estrategias para reducir los riesgos en los
volcanes activos

•Actualmente se está finalizando una nueva versión de mapas de peligros
volcánicos en el volcán Turrialba y se iniciaron los trabajos en el Irazú.
Este último se prevé estará listo para el primer trimestre del próximo año.
San
José, 01 de octubre de 2020. Producto
de la actividad volcánica constante en los macizos en nuestro país, la
Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE),
trabaja diferentes líneas de acción para estudiar, cuantificar y reducir los
efectos de los peligros volcánicos y los riesgos asociados que se puedan
presentar principalmente en los cinco volcanes activos.
Por medio de monitoreos, conferencias
científicas, panfletos, pósteres, capacitaciones a la comunidad,
guardaparques y guías turísticos, actualización de escenarios de peligro, son
algunas de las estrategias que desarrolla la CNE ante los eventos de origen
volcánico.
Además, se trabaja en la señalización
(rótulos informativos, preventivos y geoturísticos) y se construyeron
refugios para salvaguardar la vida de los visitantes en caso de un suceso.

Actualización de mapas de
peligro volcánico
Se trabaja en la actualización de los
escenarios de peligros volcánicos en el que se delimita las zonas de mayor a
menor peligro por caída de ceniza, caída de bloques, gases y descenso de
coladas de lava, flujos piroclásticos y corrientes de barro o lahares. Esta
información es de vital importancia para las comunidades y las autoridades de
los Parques Nacionales y sus visitantes.
Actualmente, la CNE cuenta con el escenario
de riesgo del volcán Poás y el de Turrialba y se encuentra en fase de
desarrollo el del volcán Irazú y actualización del Turrialba. Queda pendiente
el del Rincón de la Vieja y el Arenal, todos ellos coordinados por el
vulcanólogo de la CNE, el Dr. Guillermo Alvarado.
Plan de Emergencia en
Parques Nacionales
Los parques nacionales donde se ubican estos
volcanes han reforzado los protocolos de visitas mediante la instalación de
diferentes herramientas preventivas como lo son los refugios en caso de erupción,
sensores de gases ácidos, uso de cascos, rótulos informativos, además de la
continua revisión de los diversos protocolos para evacuaciones.
Por otra parte, la CNE junto al Comité
Asesor Técnico de Vulcanología, han capacitado a los miembros de los Comités
Municipales de Emergencias de las zonas donde se ubican los volcanes, esto
con el fin de actualizar los planes de emergencia y determinar los riesgos
señalados en los mapas, así como las medias a implementar ante estos.
El trabajo preventivo-informativo, se ha
llevado a cabo en acompañamiento con los entes técnico-científicos del
Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA) y la
Red Sismológica Nacional (RSN-UCR/ICE), por medio del monitoreo sismológico,
la medición en la acidez de las aguas, la concentración de gases, así como el
control de temperaturas para identificar la activación de un volcán.

Nivel de peligro
Los volcanes podrían tener erupciones
pequeñas sin previo aviso, tan solo las grandes erupciones por lo general
suelen dar signos previos.
El nivel de peligro es muy alto para las
vecindades del cráter del Rincón de la Vieja dada su frecuente actividad ante
el lanzamiento de bloques y gases mientras que, en los cauces de los ríos y
quebradas, es frecuente la generación de peligrosos flujos piroclásticos y
corrientes de barro (lahares).
Lo mismo en el caso del Poás y el Turrialba,
particularmente hacia el sector occidental, donde los gases y las cenizas son
llevados preferencialmente por los vientos predominantes, aunque ello no
excluye otros sectores vecinos con peligro de ser alcanzados por bloques
balísticos, o crecidas en los ríos y quebradas.
En el caso del Irazú, su mayor peligro son
los precipicios volcánicos, los deslizamientos y la posibilidad de una explosión
hidrotermal en su flanco norte.
En el Arenal, su principal peligro lo
constituye igualmente la inestabilidad de sus laderas rocosas y las fumarolas
de alta temperatura, aunque no se pueden excluir eventos imprevistos y
extraordinarios.

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